“De la crisis a la oportunidad: Pepe Berzunza explica cómo Campeche puede reinventarse a través de la diversificación productiva, la innovación local y la cooperación.”

Una crisis que nos obligó a mirar distinto
Cuando los precios del petróleo cayeron en 2015, Campeche fue uno de los estados más golpeados de México.
Durante años, nuestra economía dependió casi exclusivamente del sector energético. Esa concentración nos dio crecimiento por un tiempo, pero también nos hizo vulnerables.
La crisis nos dejó una lección profunda: la dependencia nunca es desarrollo.
Pero también nos dio una oportunidad: la de repensarnos, diversificarnos y construir un modelo económico más justo, sostenible y humano.
Diagnosticar para transformar
El primer paso para reinventar una economía no es improvisar, sino entender.
Con un diagnóstico realista, identificamos las fortalezas de Campeche: su ubicación estratégica, su patrimonio natural y cultural, su gente trabajadora y su potencial logístico y agroindustrial.
Esa información permitió diseñar políticas públicas sólidas, centradas en la diversificación productiva, el emprendimiento, la capacitación y la atracción de nuevas inversiones.
El desarrollo comienza con datos, pero se concreta con decisiones.
Diversificar para resistir
Campeche aprendió que el crecimiento no puede depender de un solo sector.
Por eso, se impulsaron programas y estrategias que apostaron por nuevas vocaciones económicas: agroindustria, turismo sostenible, economía digital, industrias creativas y fortalecimiento de microempresas locales.
Cuando un territorio diversifica su economía, genera resiliencia.
Y cuando lo hace desde sus comunidades, genera también sentido de pertenencia y cohesión social.
Innovar desde lo local
La innovación no siempre viene de grandes corporaciones o universidades lejanas.
A veces, surge en los talleres, en los mercados, en los emprendedores que encuentran soluciones nuevas a problemas antiguos.
Por eso, la política económica debe escuchar a quienes producen desde abajo, porque en ellos está la semilla del verdadero desarrollo.
Las estrategias más exitosas fueron las que conectaron la innovación con la identidad local, convirtiendo la tradición en oportunidad y el conocimiento comunitario en ventaja competitiva.
Alianzas para un nuevo futuro
Reinventar Campeche no fue tarea de un solo actor.
Gobierno, iniciativa privada, academia y sociedad civil tuvieron que trabajar juntos.
Los convenios con organismos internacionales, las alianzas con universidades y la coordinación con emprendedores locales demostraron que la cooperación multiplica los resultados.
El desarrollo no se impone: se construye con confianza, visión y voluntad compartida.
Conclusión: Campeche puede volver a ser ejemplo
Hoy el reto no es solo recuperarnos, sino reinventarnos con propósito.
El futuro de Campeche no depende de repetir viejos modelos, sino de atreverse a construir nuevos caminos desde lo local, con innovación, talento y sostenibilidad.
De la crisis surgió una oportunidad: la de demostrar que, incluso en los momentos más difíciles, cuando se trabaja con honestidad, estrategia y visión de futuro, los resultados llegan.
Porque Campeche no es una historia de caída, sino una historia de transformación.




