José Domingo Berzunza Espínola | Romper paradigmas: École 42, el futuro del trabajo y la urgencia de nuevos modelos de aprendizaje

Ensayo de José Domingo Berzunza Espínola (Pepe Berzunza) sobre École 42 y los nuevos modelos de aprendizaje para el futuro del trabajo. Reflexión estratégica sobre educación disruptiva, habilidades digitales y desarrollo económico basado en talento.

Imagen ilustrativa sobre educación disruptiva que acompaña el artículo de José Domingo Berzunza Espínola acerca de École 42, un modelo innovador de formación sin profesores, basado en proyectos y diseñado para los trabajos del futuro.

Introducción

El acelerado cambio tecnológico de la última década ha transformado profundamente la manera en que producimos, trabajamos y aprendemos. La automatización, la digitalización y la inteligencia artificial están reconfigurando sectores enteros, desplazando procesos tradicionales y creando nuevas profesiones basadas en habilidades digitales. En este contexto, la formación para el trabajo enfrenta un desafío histórico: debe reinventarse o quedará obsoleta.

Esta discusión no me es ajena. En mayo de 2018, mientras representaba al Gobernador Alejandro Moreno Cárdenas en la Cumbre de Gobernadores y Premieres de Norteamérica en Scottsdale, Arizona —y simultáneamente a los Secretarios de Desarrollo Económico del país como Presidente nacional de la AMSDE— tuve una conversación que me marcó para siempre. Una conversación que anticipó lo que hoy es una realidad global: los trabajos del futuro requieren nuevos modelos de aprendizaje, más ágiles, más abiertos y profundamente alineados con las habilidades digitales.

1. Cuando el futuro del trabajo se volvió conversación de Estado

Durante una de las comidas oficiales de la cumbre, compartí mesa con John Hickenlooper, entonces Gobernador de Colorado. El tema central que surgió en la conversación fue el rápido cambio del mercado laboral, el avance de la robotización y el impacto de la automatización en los procesos productivos.

Hickenlooper fue contundente:

“Los estados deben dejar atrás los cursos estériles, esas viejas capacitaciones para artesanos o reparadores de electrónica. El futuro está en formar programadores y desarrolladores. En eso debemos invertir.”

A continuación mencionó un ejemplo fascinante, casi disruptivo:

Un multimillonario francés llamado Xavier Niel, fundador de Free y figura central del ecosistema tecnológico europeo, había creado en 2013 una escuela revolucionaria en París:
🇫🇷 École 42 (https://www.42.fr)

Una escuela totalmente gratuita,
sin maestros,
sin clases,
sin libros,
abierta 24/7,
basada únicamente en aprendizaje entre pares, proyectos reales y meritocracia del conocimiento.

Un concepto que —en palabras de Hickenlooper— representaba mejor que nadie “los trabajos del futuro”.

Aquella conversación fue una señal de alerta, un recordatorio de que el mundo estaba cambiando más rápido que los modelos tradicionales de formación.

2. École 42: el laboratorio global de una nueva educación

École 42 ha roto todos los paradigmas de la formación profesional.

Sus características fundamentales lo explican:

  • Acceso universal: no exige títulos previos ni pagos.
  • Sin profesores: el aprendizaje surge de la colaboración y la resolución de problemas.
  • Piscine intensiva: un proceso de selección de 4 semanas que mide disciplina, creatividad y resiliencia.
  • Aprendizaje basado en proyectos: los estudiantes resuelven retos reales, no escuchan clases magistrales.
  • Autogestión: cada alumno avanza a su ritmo en un entorno que fomenta autonomía total.
  • Operación 24/7: el campus está abierto siempre; la educación no tiene horario.

Este modelo ha inspirado campus en múltiples países y ha atraído la atención de gobiernos, empresas tecnológicas y sistemas educativos que buscan acelerar la formación digital.

Pero lo más valioso de École 42 no es su formato:
es lo que representa.

Representa una ruptura con el viejo paradigma industrial de la educación.
Representa una visión del aprendizaje como proceso continuo, no como etapa escolar.
Representa la formación diseñada para los empleos que sí existen en el mundo real.

3. Educación disruptiva y economía del conocimiento: por qué importa

La teoría contemporánea del desarrollo —desde Rodrik hasta Hausmann— señala que los países avanzan cuando acumulan capacidades, generan conocimiento productivo y diversifican su economía. La educación es piedra angular de ese proceso.

Sin embargo, la educación tradicional:

  • es lenta,
  • rígida,
  • costosa,
  • y frecuentemente desalineada con la demanda laboral.

École 42 demuestra que es posible crear un modelo de formación adaptable, intensivo, meritocrático y altamente escalable.

¿Por qué este modelo es clave para el futuro?

  1. Porque los trabajos más dinámicos del mundo tecnológico no requieren títulos tradicionales, sino habilidades comprobables.
  2. Porque la industria digital evoluciona tan rápido que los modelos curriculares clásicos ya no alcanzan.
  3. Porque las economías que adoptan estos modelos incrementan su nivel de complejidad productiva.
  4. Porque permite que miles de jóvenes —sin importar su origen social— accedan a oportunidades reales.

4. México y América Latina: la urgencia de apostar por nuevos modelos

La conversación con Hickenlooper en 2018 resuena hoy con más fuerza.
Las instituciones de capacitación, los gobiernos y los ecosistemas productivos necesitan modelos que:

  • formen programadores,
  • preparen expertos en datos,
  • aceleren habilidades digitales,
  • integren la lógica del doing, not listening,
  • y vinculen directamente al talento con empresas tecnológicas.

École 42 no es una curiosidad francesa.

Es un prototipo del modelo educativo que el futuro exige.

Para regiones como Campeche, la península de Yucatán y todo México, adoptar modelos inspirados en École 42 permitiría:

  • crear talento digital local,
  • atraer empresas globales,
  • fortalecer clusters tecnológicos,
  • elevar salarios,
  • y construir capacidades productivas de alto valor.

Conclusión: romper el molde o quedarse atrás

Las visitas a ecosistemas industriales como Green Valley, los diálogos con líderes como Hickenlooper, y el análisis de modelos disruptivos como École 42 convergen en una misma enseñanza:

La formación para el trabajo ya no puede seguir anclada al pasado.
El mundo cambió.
Y nosotros debemos cambiar con él.

El futuro pertenece a quienes apuestan por el talento digital, la innovación educativa y los modelos de aprendizaje que forman para los trabajos que vienen, no para los trabajos que ya se fueron.

École 42 no es solo una escuela.
Es una señal del futuro.
Y una invitación urgente a repensar cómo formamos a nuestra gente para un mundo que ya está aquí.

Campechano, desarrollador económico, innovador disruptivo, emprendedor serial.

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